martes, 3 de agosto de 2010

Roza, tumba y quema

Todo el mundo anda por la calle chiflando y mirando pa’l cielo. Pero a mí no me la pegan. Aquí hay gato encerrado. Qué digo encerrado. Aquí hay gato emparedado...   

Marcelino Perelló 

Que el espacio político nacional debe ser aireado y regenerado no hay prácticamente nadie, mínimamente informado, que lo ponga en duda. Dentro y fuera del país. Basta leer o escuchar la prensa diaria, que se ha convertido en un verdadero vademécum de los horrores.
Puesto a buscar ejemplos, me pierdo. El bautizo del novel secretario de Gobernación no puede ser mejor. Es decir, sí puede. Don Cayetano y don Miguel Ángel hicieron como que ya se andaban petateando. Don Martín hizo como que ya los andaba cafeteando. Y Don Francisco (en su Sábado Gigante, 24 de agosto) hizo como que se iba con la finta, curó a don Cayetano y a don Miguel Ángel, y consoló a don Martín.
Los agonizantes, que no podían no recordar a la rozagante moribunda Amaranta, de Cien Años de Soledad, cual Lázaros redivivos, ofrecieron una conferencia de prensa apenas superado el artículo mortis, en la que afirmaron gozar de cabal salud y estar listos pa’la siguiente, apenas seis días después de la extrema unción.
El prodigio se obró gracias a la asombrosa eficacia del cuerpo médico (tan asombrosa la del privado como la del público), y sin que nuestros orfeos hayan tenido que tomar gran cosa. El que sí tomó fue Don Francisco: tomó nota. El radiante rostro de don Martín abandonando los aposentos de aquél no dejaba lugar a dudas.
Las demandas de don Cayetano y de don Miguel Ángel, exigiendo que don Felipe los recibiera entre coníferas, y que la CFE se erigiera en “patrón sustituto”, y por las que estuvieron a punto de ofrendar heroicamente sus aún jóvenes vidas, fueron completamente olvidadas, en primer lugar por ellos mismos.
La famosa toma de nota operó como anestésico —y como amnésico— general. Don Martín seguiría siendo el mandamás de un sindicato fantasmagórico. Otrora, cuentan los que saben, había sido heroico. Hoy, un sindicato sin empresa y sin trabajadores. Pero con secretario general. Y con unos 50 millones de pesos por concepto de “fondos retenidos”. Y ahora en manos del secretario general. Lo que explica su semblante radiante. Así hasta yo.
La Plaza de la Constitución vio ruborizada cómo las lonas de las tiendas de campaña que cobijaron durante tres meses el gran timo se plegaban, ajadas y percudidas. Después del FIFA Fan Fest y del SME Hunger Fest, un extraño e inquietante silencio recorre la plancha. No le aunque, al fin que es la Constitución de Cádiz. Vale madres.
Con basca desvío la mirada y busco en otra parte. Me pregunta el afilado y querido Jesús Castañeda si basca se escribe con be. Y yo le contesto que por supuesto. Si se escribiera con ve sería la Pasionaria. Y aquí de esto, por el momento, no hay. O si hay, no se avizora.
Escudriño con torpeza el panorama y doy con el asunto Coronel. Y no doy crédito. A ver, nunca lo doy. Pero esta vez como que lo doy menos. Pequeña cronología de urgencia: 1. La portada del Proceso 1759, de la semana que va del 18 al 25 de julio, trae la gran fotografía del rostro de un hombre, sobre un fondo negro con humo de cigarro —más bien de puro, probablemente un vitola Torpedo (mechas en la punta). Serio, barba de candado y mirada de malo.
Con letras impact de 124 pts. blancas y amarillas anuncia: “Nacho Coronel, el capo en ascenso”. En el interior, en sólo dos páginas, nos informan que Coronel fue primero hombre del Señor de los cielos, luego de los Beltrán Leyva y que en la actualidad andaba montando su propia empresa. Y que vivía en Zapopan (sic). Sólo les faltó decir la calle, el número y su mail.
2. El jueves 29, a las 6 de la tarde, los noticieros empezaron a dar la noticia, primero de la detención y luego de la muerte del Cachas de diamante, el seudónimo que más me gusta de los muchos que gastaba Coronel. En Zapopan, dónde si no. No se había movido. Por lo visto Nacho no leía Proceso. 3. Ignorante de lo que sucedía, el presidente Calderón acude a Zapopan, nuestro Dubai Región 4, y a las 6:50 entrega la Medalla al Mérito Industrial. No habla del capo. Se refiere, como siempre, al tan infructuoso como infatigable “combate a la delincuencia organizada”. A las 9 inaugura el estadio de las Omnistripy Goats.
La prensa habla como si las tres cosas no tuvieran nada que ver. Todo el mundo anda por la calle chiflando y mirando pa’l cielo. Pero a mí no me la pegan. Aquí hay gato encerrado. Qué digo encerrado. Aquí hay gato emparedado. Por eso no se ve. No lo veo, y no sé cómo es. Vaya usted a saber en qué descabellado rompecabezas encajarían las tres piezas.
La basca sigue y hay que mirar para otro lado, como aquellos faros de endenantes. Pero nuestro pobre faro no tiene pa’donde alumbrar. El panorama es igualmente desolado y desolador por doquier. Casi. Sin ese casi, mejor lo apagábamos. El faro.
Ya estamos en agosto y de la anunciada sesión extraordinaria del Senado de la República ni sus luces. Y ya que de faros y luces va la cosa, es urgente que el Congreso, los congresos, den luz verde al proyecto de reforma política que tienen en sus manos. En fin, que deberían tener en sus manos. De momento está en sus gavetas.
Y en esa rforma, la piedra angular y filosofal es la aprobación y regulación de las candidaturas independientes para 2011 y 2012. Los políticos en activo, como los políticos en pasivo, los de a de veras, son los primeros interesados en renovar y fertilizar el terreno que pisan. Donde nuevas ideas, nuevos proyectos, nuevos logros, germinen. Es urgente. Inaplazable. Roza, tumba y quema.

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